jueves, 15 de junio de 2017

202 Informe. EDUCACIÓN PARA LA NO VIOLENCIA







Atacar la violencia desde una estrategia punitiva, lejos de disminuirla, podría acrecentarla. Esta estrategia no ha dado resultado. Afortunadamente, nos hemos ido dado cuenta que la violencia tiene sus raíces en problemas mucho más insondables. Que es, solamente, el síntoma de elementos subyacentes en el ser humano muy difícil de rastrear.
El germen de la violencia, entronizado en la tardía aceptación de las diferencias individuales, la intransigencia, intolerancia, metas pocos reales, apetecer lo que otro tiene sin merecerlo, conflictos familiares no resueltos, mecanismos evasivos y de escapes inadecuados son elementos relacionados con la inteligencia emocional y social, que requieren un enfoque educativo. La educación de nuestros niños no ha atendido principalmente la fase de la “brecha de empatía”, una incapacidad, subconsciente, para reconocer y responder a los sentimientos de los demás, especialmente a otros que percibimos como diferentes de nosotros, muy perniciosamente para aquellos cuya raza es diferente a la nuestra.
El prejuicio, parcialidad, dificultad para ver el mundo a través de la perspectiva de otros, estereotipos insustanciales, generalizaciones, fanatismo y odio incrementan esta brecha. En efecto, es un problema de la pobre —si alguna— educación en destrezas socio emocionales y civismo. Gestión que tiene que comenzar en el hogar, pero ¿qué si el hogar incumple con su cometido? La escuela, sin otra opción, tendrá que hacerse cargo de esa misión, no porque le corresponda en su totalidad, sino por el apremio del problema. Antes de formar ingenieros, abogados, médicos, todo tipo de profesional; obreros diestros y no diestros, tenemos que formar hombres y mujeres en la completa extensión de la palabra, como expresaba Hostos.
Peor que aquí, exacerbada la violencia en los Estados Unidos (motivada sustancialmente por intolerancia racial) se ha creado, precisamente, conciencia de la necesidad del aprendizaje social —emocional en las escuelas (SEL), con énfasis en los niveles más tempranos del desarrollo humano. Aprender cómo manejar conflictos, entender sus emociones y desarrollar auto controles, desarrollar relaciones personales sanas, es la médula de estos programas.
El estado de Nueva York, por medio de New York Life Foundation, dispuso de un millón para esos efectos. Utilizando la estrategia RULER (Recognizing, understanding, labeling, expressing, regulating), los niños aprenden a reconocer, entender las causas y consecuencias de sus emociones, etiquetarlas, expresarlas y regular apropiadamente. Además de tener un impacto positivo en mejorar el clima escolar y el aprendizaje, ha sido herramienta poderosa para la efectiva integración del niño ya adulto a la sociedad.
En Kentucky se proyecta ofrecer lecciones en aprendizaje social y emocional en 25 escuelas, un experimento de $11 millones. Las mismas tienen como objetivo enseñar a los estudiantes compasión, empatía y resistencia. Los estudios sobre tales iniciativas de aprendizaje socio-emocional han demostrado que aumentan el rendimiento académico de los estudiantes en un 17%.
El gobierno dominicano actualmente enfoca su política de Estado en una extraordinaria inversión en la educación escolar, así como diferentes instituciones y asociaciones se centran en el tema exclusivo de exigir una vida sin violencia para la mujer. Tanto el Estado como las entidades que se preocupan por los tantos feminicidios no tienen ni aplican una política que sea adsorbida por los nuevos hombres y mujeres que crecen en nuestra sociedad.
El Ministerio de Educación no aplica dentro de su pensum escolar una materia dirigida exclusivamente a prevenir u orientar sobre respeto e igualdad de género, lo que podría continuar la extensión de hombres controladores, posesivos y violentos.
Según la sicóloga familiar del Centro y Vida Ana Simo, Heidy Camilo, afirmó que si se puede educar desde la niñez a futuros hombres y mujeres para prevenir la violencia doméstica y feminicidios.
Dijo que la violencia es una conducta que se aprende desde el seno de la familia, en una dinámica familiar bien tratante el menor aprende a resolver los conflictos de manera asertiva, además de que el varón aprende a conocer y reconocer que la mujer no es un objeto es un sujeto con identidad propia.
La educación basada en roles de géneros no estereotipado debe formar parte de un eje trasversal dentro del currículo escolar, es decir, el Ministerio de Educación debe revisar el plan de educación, pero para trasformar los sistemas de creencias se debe iniciar dentro del hogar en primer orden, pero es necesario incluir los temas de género y educación sexual en las escuelas del país.
En algunos planteles escolares incluyen temas de la violencia intrafamiliar, en las iglesias y ciertos clubes tienen integrado planes comunitarios para abordar la prevención de la violencia intrafamiliar, pero al comparar las cifras aumentan cada día los feminicidios por lo que no es suficiente.
Según la doctora Camilo la mejor educación es modelar la conducta bien tratante, el respeto a la diferencia y el respeto a las propias emociones y a las de los demás.
En tanto el presidente de la Sociedad de Siquiatría, Vicente Vargas, al referirse al tema dijo “Si tuviésemos que señalar un factor como el más importante sin duda sería la mala educación en cuanto a la crianza”
Expresó para llamar la atención sobre el daño que hacen los extremos en la formación de los seres humanos y sugerir que el Estado muestre más firmeza contra la violencia intrafamiliar.
Explicó que los hombres criados en hogares autoritarios o sobre protectores son más propensos al despotismo en el hogar o a repetir el patrón del padre que vive la vida de los vástagos quitándoles cualquier dificultad que pueda frustrarlos controlándolos hasta en lo más nimio.
Planteó que el Estado asuma la responsabilidad de brindar protección y seguridad a toda la población y que pase de la teoría a la práctica con la implementación de forma eficaz de las leyes para tal fin.
Vargas considera esencial que instituciones como Salud Pública, Ministerio de la Mujer, Educación y la Policía intercambiar información y programas de acción que prevengan y eviten la violencia y que sean dotadas de los recursos económicos, humanos y logísticos.
“Que se integre en la educación escolar temprana la educación para la prevención de la violencia dirigida a alumnos y a las familias, desarrollar programas de intervención conductual para hombres y ampliar su cobertura en todos los extractos judiciales y programas de educación continua para las mujeres víctimas de abuso y de maltrato”, propone.
Entre las características del hombre agresor, Vargas cita que es controlador, confunde amor con abuso, es manipulador misógino, cree en la superioridad del varón en el sexo, tiene inseguridad y baja autoestima, acompañadas de una elevada dependencia de la pareja.

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